No me pude resistir para llamar a una linea erotica voyeur, de esos que miran tras las ventanas de los coches entelados y aparcados cuando llegué a casa. Me deleito con las parejas españolas que van el sábado noche a un mirador nocturno, o que aparcan en un aparcamiento de grandes superficies. Yo soy solo para ver y mirar solamente a través de coches voyeur pillados, es mi placer.

Simplemente suelo ir a una zona apartada donde haya una pareja que esté haciendo cosas prohibidas. Para que yo pueda comprobar cómo se meten mano, de primera mano.
Me gusta pasear a mi perrito Lulú, que es un poco amanerado, digamos que se ha ganado a pulso ese nombre desde que Tarzán lo hizo suyo. Que es el perro pastor alemán del vecino. Desde ese día el pequeño Lulú disfruta tanto como yo cuando miramos cómo se la meten a una buena zorra en el descampado. Yo lo paseo, hago como que lo estoy paseando y me acerco a un coche con los cristales que no se ve nada. Y entonces me pongo caliente mirando tras el cristal, el mundo pasar. En este caso, las tetas gozar.

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Y sí, parece ser que es una afición esto del dogging, el sexo al aire libre con mirones y fisgones como yo. Pues a lo que iba, porque tras esos cristales, había una pareja de unos cuarenta y algo años pude entre ver. Yo me acerqué y ellos ni se dieron cuenta, pude ver perfectamente a una buena madura gorda con las bragas a medio bajar de espaldas y chupándola.

Fue todo un espectáculo porque ella no tenía ni idea de que estaba fuera del coche observando. Su culo gordo me la estaba empalmando y mi pequeñito Lulú, me hacia ruidos con pequeños saltos como diciendo: «Yo también quiero mirar». Daba saltitos de alegría. La verdad que somos dos pervertidos pero lo mejor es cuando el tío le abría el culo mientras ella se la mamaba. De esta manera, un trasero grande, gordo y negro por dentro, y pude apreciar. Y además, el coño lo debía tener bien peludo. Porque había una farola cerca que me facilitaba la visión. Ellos estaban a lo suyo.

Por eso, pude ver que la mujer era peluda y tetona, que podría ser mi vecinita casada del sexto, y además aquí todo, en Barcelona; que es donde pasó. Si les gustó seguiré. Luego me metí en internet para ver maduras en placercams, morbocams, y olecams, estos sitios de webcamers en directo, para ver si eran como ella, pero nada. Nada igual que el sexo dogging en vivo, de mirón empedernido, de un voyeur salido. Si quieres más seguiré la historia, ahí no se quedó.