Hacía calor, sí, mucho calor, mi hermana y yo no sabíamos qué hacer aquella mañana. Pero se nos ocurrió algo: ir al lago a refrescarnos.
La idea era buena, ir al lago a pasar la mañana, vivimos con nuestros padres y nos dejaron solas en casa. Así que aburridas nos fuimos para allí, andando. Ciertamente, está a unos tres quilómetros, pero así
hacíamos ejercicio. Cuando llegamos las dos estábamos acaloradas y sudadas, y decidimos ir para el agua lo antes posible. Yo a veces he leído relatos eróticos, relatos incesto, pero nunca pensé que podía pasarme a mí.
Acaloradas en junio y un incesto en familia inesperado
No sé cómo ocurrió, pero pasó. Nos desnudamos, ya antes la había visto desnuda, pero no como aquel día. No sé qué sería si el calor o qué. Yo soy mayor que ella, morenita y muy dulce. De formas redonditas y blanquita de piel. Ella, muy parecida a mi, algo menos morena y con las tetas un poco más caídas y grandes que las mías. Y empezamos a jugar.
Comenzamos a tocarnos bajo ese sol fuerte y con el lago mirándonos. Acariciándonos. Aún lo puedo recordar y me humedezco con solo pensarlo. Con mi propia hermana, un día cualquiera de junio, donde el calor comienza a aparecer, y el pudor a desaparecer. Sus tetas blanditas, su aroma juvenil y excitada y mojada como la noté, ummmm. Algo increíble. Les dejo unas fotos. Si quieren algo más, solo tienen que decirme, por si les gustó.
Hola guapa
Hola