Melisa como cada tarde había acabado sus clases de fitness de profesora. Nadie sabe que tiene una linea erotica sin esperas, particular y barata para los hombres calientes. Así que tras estar en el gimnasio, sudada y mandando y dirigiendo a los alumnos, se dispone a descansar. Sí.

Se acuesta en su sofá preferido, el único que tiene, su vida humilde no le permite de momento tener más sofás ni un piso mejor. Es decir, su vivienda es sencilla y llana como ella misma. Eso de llana o plana también es otro decir, porque en cuento empiezan a llamarle, o llamarla mejor dicho, se destapa el topless. Y de llana, nada.

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El primero que le llama, la primera llamada que recibe esa tarde es de un tal Fernan, no quiere dar más datos por no complicarse la intimidad. Pero el caso es que ella, le nota la voz muy excitada. Nada más llamar.

Ella- Hola, cómo estás- le dice con una voz de susurro

Él- Bien, no tengo mucho tiempo, son solo diez minutos, pero quería hablar con una mujer bien caliente de mi zona.

Ella- Claro cariño, estoy muy cerca y sobre todo, muy excitada… ¿lo sabes?

Él- Bien…-tartamudea un poco- no sé, cómo estás, ¿desnuda?

Ella- Bueno cariño, desnuda del todo no, pero me he levantado la camiseta, y dejado entre ver mis tetitas, ¿quieres que te diga cómo son?, o ¿te las imaginas?

Él-No lo sé, ¿son grandes y gordas? Me gustaría tenerlas ahora mismo aquí…-dice con la voz entrecortada

Ella- No son muy grandes, pero te aseguro que están con el pezón muy duro, un pezón gordo y negro, soy toda una mujer muy caliente en la cama, ¿te gusta chupar las tetas?

Él-Sí, claro, me gusta mucho, en seguida me excito cuando me dan a probar unas tetas, y además, cuando noto a la mujer excitada.

Los dos siguen hablando, Melisa, aún sin ducharse después de sus clases de fitness, esta profesora ardiente, está aún más mojada. Ambos se cruzan palabras, se cruzan calentura. La conversación sigue.

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