Era media mañana cuando las maduras divorciadas calientes están solas en sus casas, y cuando esas mujeres y madres españolas, muchas, no tienen nada que hacer en casa. Y era mi hora de hacer la reparación en una cocina, de un piso cualquiera más. Acudía a eso de las once de la mañana, y preguntaba por el nombre de la propietaria. Me abrió el portero electrónico y subí. Mi reparación tenía que ser breve, el típico lavadero de los platos que no traga, que no absorbe el agua. Pero quien tragaba era otra cosa, lo que me encontré fue toda una mujer española, con ganas de polla. Y dominante. Es decir, madura dominante española y gorda. La señora vestida con transparencia negra que se le veía el sujetador y el tanga, enseguida me excitó nada más abrirme la puerta.
Madura dominante española de gran culo
Sus aires mandones los noté al momento, descalza, gordita, milf o gorda mejor dicho es el prototipo que me excita: madura dominante española. Y cuando me quise dar cuenta ni reparación ni nada. Se me estaba sentando encima, poniéndome su gran culo en la cara. Con tanga y todo. Podía notar su olor a hembra nada más estar encima y luego se lo quitó, el tanga. Y ahí noté todo su calor. Tiene un coño gordo, carnoso, con fuerte olor a hembra. Ella no dudó en restregármelo, mientras se magreaba sus gordas tetas caídas para darse gusto. Estaba jugando conmigo como quería. -Fóllame cabrón y aprovecha, que mi marido no está casa, ni mis hijos! La follé todo cuanto pude y más. La polla me la puso a reventar. Pero ella pedía más, porque tenía un gran coño insaciable y solo el hecho de saberlo, aún me la ponía más tiesa. Aunque creo, que aún no se quedó a gusto la muy puta.
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