Pueden adornar mi historia como quieran, total soy una más, de las maduras Skype, con lencería bonita, española. Que se calienta cuando su marido no está. Cuando se apagan las luces y cuando me encuentro solitaria. El sexo se ha apoderado de mí, ya en mi madurez, y qué le voy a hacer, si la vida me ha hecho así.
Aquí les dejo mi breve relato, historia o cuentecillo, pero que es del todo real. Soy madurita, o madura con más de cuarenta años, ahora pasándolo un poco mal por todo esto. Esta historia surrealista de maduras Skype me saciará un poco, que parece de ciencia ficción. Pero bueno, dejando a un lado mascarillas y demás, en cuanto pueda de nuevo a quedar en hotel, quedaré. Soy aprensiva, y desde marzo que el Covid se adueñó del día a día, no he quedado con ningún macho de verdad. Pero mi coño hinchado, rezuma flujo cada día del año. Cada mañana.
Mi marido no sabe nada de esto. Ni le importa porque ni puede. Me parece que le van más las pollas que a mí ahora. Y desde que un día lo sorprendí pajeándose con fotos o videos porno en el ordenador, empecé a tomarme las cosas de otro modo. Entré en sus páginas que había visitado. Y vi que merodeaba sitios XXX en internet o páginas web de webcams de chicas, chicos y hasta travestis. No me extraña, conmigo nunca fue un hombre en la cama. Había visitado webs como Jerkmate, Obsexioncams, Placercams, Theporndude y alguna otra, todas de pajilleros.
Maduras Skype en casa y tetonas gordas
Y como decía, desde ese momento, empecé a joder yo, pero bien. Con hombres de verdad, y mi marido morbocornudos en casa. Además la tiene pequeña, las fotos micropenes son hasta más grandes que la suya. Podría hasta compararlas, para avergonzarle, seguro que hasta le gustaría, al muy mamón. O eso creo. Mientras él, que se masturbaba su ridícula polla tras el ordenador, lo dejaba en casa. Decía que había quedado con una amiga, y me iba. Yo salía a deshoras para quedar y chupar pollones, tras hablar con ellos por Skype, o Whatsapp. No se merecía otra cosa.
Yo soy una mujer caliente. Soy morena, de vello negro, tetas blanditas, caídas, medio grandes, culo grande y con carnes. Pelo negro, media altura, para cogerme bien. Y un chocho gordo, que se me dilata mucho cuando me excito. Y algunos de mis amantes han querido que tuviera la raja sin pelo, que lo afeitara. Les he complacido. Y he aparecido en citas de hoteles con mi chochito todo potente y negro, pero esta vez afeitado. Como el de una niña. Si los amantes pollones lo piden, lo hago. Cosa que en la vida lo hice por el minipolla de mi esposo. Siempre aparecí con mi coño sin rasurar. Creo que mi clítoris es más grande que su micropene.
Citas maduras españolas con extraños en hotel
Y a lo que iba, me puse por Skype para conocer tíos, aunque en realidad, el motivo era verlos en pelotas. Estaba más que harta de ver a mi cornudo marido, con sus huevitos patéticos. Quería comprobar si aún excitaba a chicos más jóvenes que yo. Que fuese abrirme la bata de andar por casa, enseñarles mis tetas de maduras Skype y verlos empalmados. Y así fue como lo hice.
No paraba de ver pollas, de todos los tamaños. Lógicamente los pollones grandes me mojan mucho más, como a todas las mujeres. Y yo me abría para ellos, aunque nunca mostraba la cara. Estoy casada y él, aún no sabe nada. Y con alguno me fui a hotel, pero sería más tarde. Para que me follara a su antojo.
Finalmente, quedé con uno, un chico moreno, pollón, más joven que yo. Y que me excitaba mucho por Skype, y quedé antes de que todo esto pasara. En un parking de supermercados conocidos, a las seis de la tarde. Yo ya había salido del trabajo y mi hijo estaba en actividades de fútbol. Me sentí toda una guarra la verdad, pero qué bien sabía su polla. Ya les explicaré si quieren más.
0 comentarios