En ese momento que me insinué, ella me miró fijamente, era mi profe, pero parecía una spalumi Barcelona que no se me iba de la cabeza. Porque se me había ido la imagen de profesora y me la estaba imaginando desnuda. Sí, completamente desnuda, en pelota picada, y además la manera de hablarme, así me lo indicaba.
La verdad que era como si me lo estuviera pidiendo, la veía vestida y desnuda al mismo tiempo. Y era lo que pensaba. Quizá me leía el pensamiento.
-Pues sí, quedemos, hoy estoy libre por la tarde noche.
No me lo podía creer, me había dicho que sí, si yo era un niñato bigote cebolla que ni me había salido barba. Y ella quería quedar conmigo. Bueno, pues si hay que ir se va.
Una profesora caliente Spalumi Barcelona con su alumno
-Y dime, sales con muchas chicas del instituto.
-No, con casi ninguna, no me gustan.
Le contesté mientras nos tomábamos una hamburguesa en el McDonalds de Pelayo, en medio Barcelona. Ahí estábamos, en la planta de arriba. Ajenos a las miradas de indiscretos y cómo no, de mis colegas de clase. Y la verdad, estaba muy bien con ella.
La tenía enfrente, su mirada era profunda, morena de pelo y de ojos, y cada vez la notaba más cerca. No de distancia física sino de distancia moral. Que es mucho más importante.
-Pues sabes lo que te digo, que eres muy atractivo.
Me dijo sin más, la hamburguesa que me estaba comiendo casi se me atraganta. ¿Atractivo yo?, pero si soy más feo que un chino comiendo limón. Más feo que un coche por abajo. Pero bueno, qué más da. A ella le gustaba, a mi profesora spalumi Barcelona, a mi intrigante madura venida a más. Y parecía que ella quiere más…
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