Aburrida haciendo un trabajo para la universidad, observé videollamadas maduras jugando en la oscuridad; sin censuras entre dos ranuras. Algo que nunca me hubiera planteado la verdad: observar a dos mujeres juguetear sin fronteras y con total entrega real. Porque yo soy una morenaza de armas tomar, me llamo Encarnación y los chicos me encantan a rabiar: esa es la realidad. Hasta en la universidad me gané el nombre de devoradora hombres, la rompepichas del taperware o simplemente: la insaciable.
Pero me gusta serlo. ¿Un putón verbenero? Pues sí, qué hay de malo en ello. Ser la reina de la fiesta, la mejor, a la que todos miran y llevarme el tío que me gusta a la cama. Menos el que realmente me enamoró, otro día lo explicaré.
Y como dice el vulgar dicho, «nunca es tarde si la dicha es nueva» o era buena. Qué mas da, mis amigas y yo siempre bromeábamos con esta frase poniendo lo de picha. Y nos reíamos sin saber lo que nos depararía el futuro, inconscientes e ignorantes universitarias. Solo nos preocupaba pasarlo bien y sobre todo, curiosear y saber más y más. Descubrir eso que todas llevamos entre las piernas y ellos lo guardan por bandera: el sexo.
Conecté sin querer con una madura española que decía ser Dómina, eso siempre me ha sonado a mujeres con látigo y mal genio. Pero nada más lejos de la realidad, porque cuando comenzamos por Skype a chatear, conocí a Nuria: una Ama española real. Junto a ella se encontraba su alumna jovencita y sumisa a la que obligar y con la que jugar. Laia, catalana y blanquita de boca enrojecida. Me proponía verlas por Skype a cambio de una propina. Y todo eso, me puso cachonda nada más leerlo, así que acepté.
Excitada mirando videollamadas maduras por Skype
De esta manera fue como conocí a Nuria y Laia, dos amantes lesbianas por videollamadas. Que se ganaban el poder comprar sus medias y bragas a cambio de primas o dádivas. Algo así como lo que puede ser Placercams u otros sitios parecidos, Morbocams. Pero esta vez, con chicas de verdad. Con amantes femeninas imponentes, mujeres lesbianas cercanas, un femdom a la española. Enseguida me preparé para verlas, me comencé a tocar sin reparos, abierta ante la pantalla, sola y para ellas. Era cosa de mujeres.
Por algunos momentos parecía que les estaba haciendo un casting XXX maduras, que yo era la directora y esto era una porno. Ya que estaba observándolas y masturbándome al mismo tiempo. Me encantaba ver a Nuria la mayor, dominando a la obediente y disciplinada Laia a cuatro patas. Ver esos calcetines sucios de algodón de la esclava, roídos y usados de andar por casa. Me enloquecía admirar ese chupeteo de pezones sin concesiones de la Dueña. ¡Y cómo no!, deleitarme con el deber de la aprendiz del calcetin. Desnuda, depilada y entregada.
Cuando empecé a ver estas videollamadas maduras, nunca pensé en una escena entre mujeres. Pero resultó ser de lo más fascinante, porque solo el hecho de ver ese coñito depilado, cara vencida y Laia debilitaba, quise ser Ama. Querer subyugar a una mujer, poder restregarme mi raja ante su cara y ponerla a cuatro patas para ensartarla. Dos Amas para la dulce Laia.
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