De un tiempo a esta parte mi hermana tetona es más que eso, que una hermana. Es un secreto difícil de explicar pero muy fácil de disfrutar. Porque llegados a este punto, los dos nos acercamos ya a los treinta años, nuestra sexualidad está a tope, y ninguno de los dos tenemos pareja. Así que el panorama es el siguiente: hermano y hermana treintañeros viviendo con los padres sin tener cubiertas sus necesidades sexuales y con dos tetas que tiene ella, que muchas jovencitas las quisieran.
Últimamente ella no se corta, no tiene vergüenza, pasea por la casa medio en pelotas, marcando sus tetazas ya caídas y con esas piernas, que son dos jamones que andan. Yo le digo, «córtate un poquito, que soy tu hermano, pero no de piedra». Vamos que no soy un monolito. Aunque me llamo Manolo. Pero ella no me hace ni caso.
Mi hermana tetona no tiene vergüenza
Ella me dice: «venga ya, la de tías que habrás visto en pelotas, ni que fuera yo la primera». Y yo le digo, sí, en pelotas, en el porno, pero así en directo, no he visto casi ni una. Y es la verdad, tías de tetas grandes, que yo me haya follado, pocas, por no decir ninguna. Y es que ella, es mi debilidad, es gordita, es fea la verdad, porque de guapa tiene los pezones, nada más. Pero está para montarla como una yegua de carreras.
-Córtate un poco y ponte al menos sujetador que se te marcan todas las tetas.
-Y qué dices, hago lo que quiero -me dice.
-Al menos cuando los papás no estén en casa, no te pongas así por aquí, no soy de piedra, soy un tío..
-Sí? un tío o eres mi hermano? – me reta.
-Bueno, las dos cosas un tío y tu hermano con una erección ya considerable, así que anda, y ponte el sujetador, que te cuelgan ya las tetas, no eres una niña.
-Así que no soy una niña, pues mira lo que soy…
Y así sin más se sube esta camiseta fina, y me enseña las dos tetazas, blancas y carnosas, jugosas y colgantes como el puente de Manhattan.
-Vaya con la hermanita de la caridad, si tiene dos tetazas que ni la madre…-le digo
-Sí… eso es, que ni la madre que la parió, porque mamá no tiene ni la mitad de tetas que yo, ¿verdad hermano?, sé que la espías cuando se ducha, ¡guarro!
-¡Y eso a ti que te importa!- le recrimino- yo hago lo que quiero.
-No está bien espiar a mamá y luego pajearte como un mono en la habitación, mira mis tetas guarro, ¡si quieres ver unas tetas de verdad!
Presumiendo de tetas grandes me las enseña
Y sin más, con una quinceañera que presume de ser una tetuda caliente, se jacta de ello, y con la camiseta subida, los dos solos ahí, se las balancea para picarme.
-Eres una niñata tetona…
-¿Te gustaría follarte a mamá verdad? Te lo noto cada vez que te pillo mirándola, pues aquí me tienes, a tu hermana tetona casi virgen, ven anda, a ver de lo que eres capaz, sácatela y enséñamela, venga…
-Eres una guarra, no pillas una polla ni a tiros, y quieres la mía…
-Pues sí, quiero chupar una polla, hacer una cubana, que me soben, ya que nadie quiere, ¿por qué no tú? eres mi hermano, ¿qué hay de malo?, anda venga acércate y sóbame. ¡No me respetes tanto!
Y tengo que reconocer, que cuando me dijo eso último me puse cachondísimo. Ahí tenía a mi hermana de tetas grandes, gordas, blancas y caídas, pero con toda la apariencia de virginales. Las iba a tocar, claro que sí.
Comenten y si quieren pongo más fotos de ella y un poco más del relato, todo original y real.
0 comentarios